Naturaleza Jurídica de los Documentos "Públicos o Auténticos" y los Documentos "Privados o Autenticados"
Resulta oportuno citar el
artículo 1357 del Código Civil, que define dicho instrumento de la siguiente
forma:
“Instrumento público o auténtico es el que ha sido autorizado con las solemnidades legales por un Registrador, por un Juez u otro funcionario o empleado público que tenga facultad para darle fe pública, en el lugar donde el instrumento se haya autorizado”.
“Instrumento público o auténtico es el que ha sido autorizado con las solemnidades legales por un Registrador, por un Juez u otro funcionario o empleado público que tenga facultad para darle fe pública, en el lugar donde el instrumento se haya autorizado”.
En
este orden consideramos importante citar Sentencia proferida por la Sala
de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en fecha 02 de Octubre de
2003, bajo la Ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez, expediente Nro.
00-872, el cual se transcribe de forma parcial:
…/… El artículo 1.357 del Código Civil, sólo
define el documento público o auténtico, pero no es regla de valoración del mérito.-
La
Sala en otras oportunidades ha consignado estudio pedagógico acerca de los
efectos del documento público y autenticado, en el sentido de que estos últimos
no constituyen como tales los efectos del documento público, ya que la
formalidad de la autenticación no los convierte en documentos públicos, como
tampoco el registro les comunica tal naturaleza. Todo documento que nace
privado y -aun cuando posteriormente sea registrado- seguirá siendo privado por
siempre. Se insiste, la formalidad de registro solamente los hace oponibles a
terceros, pero seguirá siendo documento privado. En este sentido, la doctrina
del hoy Magistrado Cabrera Romero cobra plena aplicación y vigencia al caso de
autos. Solamente son documentos públicos aquellos sustanciados por el
funcionario con competencia para ello”.
Es común observar en la
práctica forense, la confusión de conceptos atinentes a documento público y
autenticado. El primero, según la doctrina de la casación y la legislación
(art. 1.357 del Código Civil) es aquél que ha sido autorizado por el
funcionario competente. La confusión reinante nace de los términos “público” o
“auténtico” empleados por el legislador civil y que los intérpretes han
asimilado, confundiendo el término “auténtico” con el término “autenticado”.
Obsérvese que existe un mundo de diferencia entre “auténtico” y “autenticado”.
Aquél (el “auténtico”) es cuya autoría y redacción no puede ser discutida, sino
por vía de tacha, mientras que el autenticado, puede ser tachado en su
otorgamiento.
Sobre esta materia esta Sala, en decisión del 27 de abril del año 2000, sentencia Nº 134, expediente Nº 99-886, en el caso José Ramón Rodríguez García contra Vittorio Piaccentini Pupparo, ratificada en decisión de fecha 5 de abril del 2001, en el juicio de Rafael Antonio Macías Mata y otro contra Vittorio Piaccentini Pupparo, expediente Nº 99-911, sentencia Nº 65, en cuyo texto señaló:
“...En este orden de ideas, del contenido del artículo 1.357 del Código Civil, es preciso hacer la siguiente distinción: documentos públicos, son aquellos que deben estar revestidos, al momento de su otorgamiento, de todas las solemnidades que la ley establece al efecto, y en cuya formación interviene un funcionario con la facultad de darle fe pública, la que alcanzará inclusive su contenido. Este documento público, es también auténtico. Ahora bien, existe otra categoría de instrumentos que se reputan auténticos, son aquellos que aun cuando deben ser otorgados ante un funcionario que de fe pública, éste sólo dejará constancia de que los interesados se identificaron ante él y firmaron en su presencia, este personero no interviene en ningún modo en la elaboración del documento; tampoco deja constancia del contenido del mismo.
…/…
Se incurre en confusión cuando se asimila el documento público con el autenticado, ya que ambos difieren en lo siguiente:
El documento autenticado nace siendo privado, al extremo de que el mismo es redactado o creado por el o los interesados –otorgantes y el hecho de autenticarse no le quita lo privado, ni lo convierte en público, -y en ese sentido ha dicho la doctrina y en esto ha sido unánime- que el documento que nace privado sigue siendo privado por siempre y jamás se convertirá en público, vale decir, no modifica la sustancia de tal. La autenticación lo que hace es darle oponibilidad al documento, pero jamás lo inviste a ese documento de la naturaleza de público.
Mientras que el contenido de un documento público, es redactado y creado por el funcionario competente. El documento autenticado es redactado por el interesado y allí vierte lo que a él le interesa. El instrumento público contiene las menciones que indica la Ley y no lo que a las partes interese privadamente.
Sobre esta materia esta Sala, en decisión del 27 de abril del año 2000, sentencia Nº 134, expediente Nº 99-886, en el caso José Ramón Rodríguez García contra Vittorio Piaccentini Pupparo, ratificada en decisión de fecha 5 de abril del 2001, en el juicio de Rafael Antonio Macías Mata y otro contra Vittorio Piaccentini Pupparo, expediente Nº 99-911, sentencia Nº 65, en cuyo texto señaló:
“...En este orden de ideas, del contenido del artículo 1.357 del Código Civil, es preciso hacer la siguiente distinción: documentos públicos, son aquellos que deben estar revestidos, al momento de su otorgamiento, de todas las solemnidades que la ley establece al efecto, y en cuya formación interviene un funcionario con la facultad de darle fe pública, la que alcanzará inclusive su contenido. Este documento público, es también auténtico. Ahora bien, existe otra categoría de instrumentos que se reputan auténticos, son aquellos que aun cuando deben ser otorgados ante un funcionario que de fe pública, éste sólo dejará constancia de que los interesados se identificaron ante él y firmaron en su presencia, este personero no interviene en ningún modo en la elaboración del documento; tampoco deja constancia del contenido del mismo.
…/…
Se incurre en confusión cuando se asimila el documento público con el autenticado, ya que ambos difieren en lo siguiente:
El documento autenticado nace siendo privado, al extremo de que el mismo es redactado o creado por el o los interesados –otorgantes y el hecho de autenticarse no le quita lo privado, ni lo convierte en público, -y en ese sentido ha dicho la doctrina y en esto ha sido unánime- que el documento que nace privado sigue siendo privado por siempre y jamás se convertirá en público, vale decir, no modifica la sustancia de tal. La autenticación lo que hace es darle oponibilidad al documento, pero jamás lo inviste a ese documento de la naturaleza de público.
Mientras que el contenido de un documento público, es redactado y creado por el funcionario competente. El documento autenticado es redactado por el interesado y allí vierte lo que a él le interesa. El instrumento público contiene las menciones que indica la Ley y no lo que a las partes interese privadamente.
De las anteriores consideraciones como ya se indicó, el artículo 1.357 del
Código Civil, viene a definir la regla de valoración y no el concepto
propiamente dicho de documento público o auténtico cuyo mérito definitivo surge
de los supuestos de hecho y circunstancias determinadas, a través de las cuales
conciliara el juez su apreciación con atención a los principios consignados y
dentro del propósito y alcance del artículo comentado.
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